Se suele decir que... "como la primera vez no hay otra". Discrepo. Cuando nació Clara mi segunda hija , experimenté los mismo sentimientos. Como ya los tenía fue como si me formateara y me actualizara (como los ordenadores) y las sensaciones se multiplicaron. El cariño no lo reparto con una y con la otra, hay de sobra para las dos.
Clara es todo sentimiento y sin ella darse cuenta te lo transmite, te contagia. Es maravilloso que te toque la cara y sentir esa ternura de niña, como si cogieras una flor y te la pasara por el rostro, sentir el terciopelo de su piel a través de sus manitas tan sensibles, hacen que ésta se me erice. Tras su sonrisa se esconde una niña tímida, miedica e insegura, pero estoy seguro que con los años cambiará, igual que me cambia la expresión de la cara cuando la veo bailar y cantar. Me siento tan feliz como ella, te dibuja en la faz una sonrisa, que cuesta mucho desdibujarla. Parece que tiene una barita de maga, con la que me toca y hace de mi lo que le apetece y sin chistar ahí estoy, su padre, haciendo cada día lo posible e imposible para que sea feliz, que a mi entender es la sensación que tienen que tener todos los niños y las niñas y en general todas las personas.


Y como Clara no podía ser menos que la hermana, ayer me pidió que le hiciese una tarta decorada con fondant, me toco con la barita mágica y tatatachan...!!!!!
Muy bonito, Antonio. Tienes suerte de tener esas niñas tan preciosas, pero también ellas de tenerte a ti.
ResponderEliminarGracias.
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